Así es la luna de Saturno, Titán

por | Mar 23, 2022 | Astrología, Astronomía, Ciencia

De lejos, es la mayor luna de Saturno y hasta que Ganímedes le arrebató el liderazgo, se la consideraba la más grande del Sistema Solar. Eso sí, es mayor que Mercurio. También es la única luna de todo el Sistema Solar que posee una atmósfera densa; de hecho, la presión atmosférica es un 60% mayor que en nuestro propio planeta. También es, junto con la Tierra, la única atmósfera en la que el principal componente es el nitrógeno (cerca del 95%): el resto es metano seguido por una ecléctica mezcla de componentes orgánicos. La superficie de Titán era un total misterio hasta la llegada de la misión Cassini a Saturno. De hecho, cuando la Voyager 1 pasó a 4.000 km de su superficie en noviembre de 1980, solo pudimos verlo envuelto en una atmósfera naranja, impenetrable a los objetivos de las cámaras de la sonda; fue entonces cuando las observaciones realizadas en el rango del infrarrojo y ultravioleta revelaron que esta luna estaba sumergida en una atmósfera de nitrógeno. Incluso se pensó que podía haber un océano de nitrógeno líquido en su superficie. Pero en junio de 2004 la misión Cassini, que llevaba el módulo Huygens-diseñado exprofeso para alcanzar la superficie de Titán (fue la primera vez que aterrizamos en un cuerpo del Sistema Solar exterior)- pudimos levantar -parcialmente- ese velo de misterio. Cassini mapeó su superficie y estudió las reacciones químicas que se producen en su atmósfera, mientras que Huygens tomó todo tipo de datos en su descenso. Esta sonda fue todo un éxito pues no solo sobrevivió al aterrizaje sino que pudo transmitir datos durante una hora desde la helada superficie, hasta que sus baterías se gastaron. La información recogida por la compleja misión Cassini-Huygens nos ha revelado un mundo sorprendentemente parecido a la Tierra pero producto de una química y climatología absolutamente diferentes. Una de esas similitudes es, por ejemplo, que tiene estaciones que duran 7,5 años terrestres. Incluso hemos podido ser testigos de un cambio de estación: del otoño al invierno en el polo sur y el comienzo de verano en el norte. En Titán llueve, pero no agua. Imágenes del VLT de Chile y del telescopio Keck en Hawaii tomadas en 2005 y 2006 mostraron por primera vez una enorme nube cubriendo casi toda la luna mientras una persistente llovizna caía al oeste de las estribaciones de continente más grande de Titán, Xanadú. Y era una lluvia de metano. En la Tierra solemos pensar en el metano como un gas, pero en la fría superficie de Titán este sencillo hidrocarburo (que consiste en un carbono unido a cuatro hidrógenos) es líquido. Allí, en lugar del ciclo del agua se produce el ciclo del metano. La lluvia rara vez alcanza la superficie; normalmente el metano se evapora antes de tocar suelo, como a veces sucede en algunos desiertos de la Tierra. Por otro lado, los aguaceros son muy raros, únicamente se producen una vez cada pocos siglos. Eso sí, cuando sucede suelen durar meses.  Titán es un mundo con lagos y mares de metano y etano -el segundo hidrocarburo más simple, con dos carbonos y seis hidrógenos- cerca de los polos, y con bastas regiones áridas con dunas ricas en hidrocarburos alrededor del ecuador. También se pueden ver canales que, aunque secos la mayoría del tiempo, no hay duda de que fueron excavados por ríos metano. En ciertos lugares pueden verse valles escarpados y profundos acantilados que confieren a la luna un aspecto escabroso, mientras que en otros, como la zona de aterrizaje de la Huygens, son planos y similares a un desierto, con un terreno roturado formado por pequeños adoquines helados. Con temperatura a nivel del suelo de -180º C plantearnos la posibilidad de encontrar agua líquida sería una locura, pero sorprendentemente hay ciertas pruebas circunstanciales  que apuntan a que puede no serlo: ciertos patrones de drenaje de color brillante, totalmente diferentes a los oscuros producidos por los ríos de hidrocarburos. ¿Cómo es posible? La única explicación plausible es que haya actividad volcánica a baja temperatura, o criovulcanismo, provocada por las fuerzas de marea de Saturno. En la atmósfera de Titán, dominada por el nitrógeno, se observa una frenética actividad química producida tanto por la radiación ultravioleta del Sol como, sobretodo, por la lluvia de partículas altamente energéticas que se aceleran al entrar en el potente campo magnético de Saturno. Este bombardeo continuo provoca la aparición de radicales libres -fragmentos de moléculas con electrones libres- que acaban uniéndose entre sí para formar moléculas más complejas. La sonda Cassini detectó propileno (el segundo compuesto más utilizado en la industria química en todo el mundo), el venenoso cianuro de hidrógeno (más conocido como ácido prúsico, que huele a almendras amargas) y acetileno, un hidrocarburo muy energético que está compuesto por dos carbonos unidos entre sí mediante un triple enlace y cada uno de ellos, además, con un hidrógeno. En la atmósfera el acetileno forma pequeñas partículas sólidas que acaban depositándose en la superficie. Y si en la Tierra este compuesto debe manejarse con cuidado exquisito por ser muy explosivo, en la gélida superficie de Titán, donde todas las reacciones químicas se suceden a un ritmo insoportablemente lento, el acetileno es el compuesto ideal para promover la aparición de moléculas orgánicas más complejas. Algunos de estos compuestos, creados a partir del metano y el nitrógeno, hacen que Titán se vea cubierto por un peculiar smog, una calima de color naranja que oculta su superficie. Mientras, los hidrocarburos más pesados se depositan en el suelo, desempeñando el papel de la “arena” en los campos de dunas ecuatoriales. El metano, por su parte, condensa en la atmósfera formando nubes, que acaban desatando tormentas. ¿Pero de dónde viene todo ese metano? Nadie lo sabe. ¿Por qué todavía hay grandes cantidades de metano en la atmósfera? La luz del Sol rompe de manera continua las moléculas de este hidrocarburo, luego debe de existir un reservorio de este compuesto en alguna parte, si no ya habría desaparecido todo. ¿Dónde está? Este es otro de los grandes misterios de Titán. De las mediciones gravimétricas llevadas a cabo por la sonda Cassini los planetólogos piensan que existe un océano de agua y amoniaco bajo su superficie, a una profundidad de entre 55 y 80 km. Con todo esto no es raro que los astrobiólogos hayan especulado sobre cómo podría ser la vida allí. Evidentemente sería totalmente diferente a la que conocemos, basada en una química a temperaturas muy bajas totalmente extraña y en unas condiciones absolutamente impensables. Y las implicaciones para nuestro conocimiento sobre cómo aparece y evoluciona la vida en el universo serían aún más impensables.

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