Que los dinosaurios nos fascinan no es ningún secreto. Constantemente aparecen en la cultura pop y en productos de entretenimiento. Lo realmente sorprendente es que esto lleva ocurriendo desde su descubrimiento en el siglo XIX.
Tras el hallazgo de los gigantescos reptiles Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus, el naturalista Richard Owen propuso agruparlos dentro de un grupo, Dinosauria. Esto ocurría en 1842, y no tuvimos que esperar mucho para que el hallazgo de estos primeros dinosaurios diera el salto a la sociedad y la cultura popular a través de un primer proyecto que podríamos considerar de divulgación.
En el año 1851 se inauguró en Londres la “Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones”, que fue la primera Exposición Universal. Esta gran exhibición tuvo lugar en el céntrico Hyde Park, muy cerca del Museo de Historia Natural. Para albergarla, los ingleses construyeron un edificio destinado a ser histórico: un gran palacio de hierro y cristal, el Crystal Palace. El Príncipe Alberto, esposo de la Reina Victoria fue el principal promotor de este evento y de la construcción del Palacio de Cristal. La exposición fue todo un éxito, de manera que, al terminar, se empezó a buscarle una utilidad a este imponente edificio.
Finalmente se decidió mover el Palacio de Cristal a una nueva ubicación en el distrito de Bromley, al sur de Londres, y convertirlo en un museo de ciencias. Y fue de nuevo el propio Príncipe Alberto quien sugirió que en el nuevo parque donde se iba a instalar el Crystal Palace se colocaran unas recreaciones a escala real de algunos animales prehistóricos, incluyendo los recientemente descubiertos dinosurios. El encargado de realizar estas estructuras fue Benjamin Waterhouse Hawkins, que además de artista y escultor era un gran apasionado de la historia natural y la paleontología. Para que aquellas esculturas fueran reconstrucciones lo más realistas y rigurosas posible, decidieron contar con un naturalista asesor, y se le ofreció este trabajo a Gideon Mantell, descubridor de Iguanodon e Hylaeosaurus, que lo rechazó. Tras este rechazo del proyecto por parte de Mantell, Sir Richard Owen se encargó en persona del proyecto. Y por lo tanto, las reconstrucciones de estos dinosaurios tuvieron un estilo oweniano muy marcado -les colocó las extremidades como a los mamíferos, bajo el cuerpo, en contraste con las reconstrucciones de Mantell, que las colocaba a los lados, como en los lagartos-, aunque conservaban reminiscencias mantellianas, como las espinas de la espalda de Hylaeosaurus o el cuernecito nasal de Iguanodon, que en realidad era una púa o espolón en el dedo pulgar de la pata delantera.
Hawkins realizó bocetos de cada dinosaurio y de otros animales prehistóricos a reconstruir. Una vez los bocetos eran aprobados, pasaba a plasmarlos en una pequeña maqueta de arcilla. Luego pasaba a realizar la escultura de arcilla a tamaño real, a partir de la cual se sacaban moldes, de los que obtenían réplicas en cemento. La piezas de cemento se montaban sobre un esqueleto de hierro y ladrillos, y la estatua se terminaba pintándola a mano. El encargo se realizó en 1852 y estas reconstrucciones fueron instaladas e inauguradas en 1854. En total, se realizaron esculturas de los dinosaurios Iguanodon, Megalosaurus e Hylaeosaurus, así como de otra fauna mesozoica: ictiosaurios, plesiosaurios, mosasaurios, pterodáctilos, anfibios laberintodontos y teleosaurios (unos reptiles parecidos a cocodrilos). También se hicieron esculturas representando dicinodontos del periodo Pérmico y mamíferos del Cenozoico, como el alce gigante Megaloceros o el perezoso gigante Megatherium.
En junio de 1854 abrió sus puertas el museo, y la reacción del público fue inmediata. Se cuenta que tanto adultos como niños quedaban maravillados, y que incluso los niños más pequeños se asustaban. Como resultado, se convirtieron en toda una atracción de aquella época.
Casi un siglo después, en 1936, un incendio arrasó por completo el Crystal Palace, y nunca fue reconstruido. Sin embargo, sigue dando nombre al parque. Y los dinosaurios y la demás fauna prehistórica siguen decorando sus jardines del parque, donde podemos ir a visitarlos para viajar no al mesozoico, sino al siglo XIX.
Es increíble que, ya en el siglo XIX se construyera aquel primer “parque jurásico”. El Catedrático de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid y experto en dinosaurios José Luis Sanz considera en su libro “Cazadores de Dragones” que en este momento había nacido la “dinomanía”. Y desde entonces, nunca ha parado.
Referencias:
McCarthy, S.; Gilbert, M. 1994. The Crystal Palace Dinosaurs. Crystal Palace Foundation.
Sanz, J.L. 2007. Cazadores de dragones: Historia de los paleontólogos que descubrieron y estudiaron los dinosaurios. Ed. Ariel.
Gascó, F. 2021. Eso no estaba en mi libro de historia de los dinosaurios. Guadalmazan.
Kerley, B.; Selznick, B. 2001. The Dinosaurs of Waterhouse Hawkins: An Illuminating History of Mr. Waterhouse Hawkins, Artist and Lecturer. Scholastic Press.
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