Ninguno de ellos representa una amenaza para nosotros, ya que, según la NASA, ni siquiera YE15, el mayor de ellos, ha sido calificado como “potencialmente peligroso”. Para que así sea, el asteroide debe medir más de 150 metros de longitud y aproximarse a menos de 7,5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra. Si en el futuro impactara algún asteroide en la Tierra, uno de más de un kilómetro de diámetro podría desencadenar un gran número de cataclismos en todo el mundo. Según una investigación del Instituto de Ciencia Davidson, el brazo educativo del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, un asteroide de más de 140 metros, como AE3, liberaría una cantidad de energía al menos mil veces mayor que la energía liberada por la primera bomba atómica si impactara en la Tierra. Si fuese aún más grande, como (99942) Apofis que mide más de 300 metros de ancho como el asteroide Apophis, podría destruir todo un continente. Este asteroide Atón es el objeto que cuenta con más probabilidades de impacto, aunque sean bastante lejanas. Aunque cada año la Tierra es golpeada por aproximadamente 16 toneladas de meteoritos que se precipitan en la atmósfera, el último impacto de un asteroide de tamaño considerable fue en 1908 sobre el río Podkamennaya Tunguska en Rusia, en lo que ahora se conoce como el evento de Tunguska. Cuando el asteroide (bólido de Tunguska) explotó en el aire a varios kilómetros por encima del área, produjo una explosión masiva de 12 megatones, causando una destrucción generalizada a lo largo de miles de kilómetros. Su fuerza fue similar a la de 300 bombas atómicas. Debido a lo remota y escasamente poblada que estaba la región, pues se trataba de la meseta de Siberia central, un área bastante inhóspita, hubo un número de fallecidos muy bajo (apenas tres personas). Sin embargo, los alrededores sí dieron buena cuenta del evento: 80 millones de árboles destrozados, con vientos de alrededor de 27 kilómetros, con temblores y ondas de radio tan fuertes que se sintieron en lugares tan lejanos como Washington (Estados Unidos) e Indonesia. Fue una de las explosiones más grandes jamás registradas de la historia (aún no comparable al asteroide que acabó con los dinosaurios hace unos 65 millones de años, por supuesto). Referencia: NASA
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